Al hilo de la liturgia diaria 2024-25 (1)

LUNES 31.03.2025
Lunes de la 4ª semana de Cuaresma.
Promesa de Dios a través del profeta Isaías que nos hacen pensar en un mundo irreal porque el dolor, la injusticia y el sufrimiento son tozudos en nuestro mundo. ¡No hay respiro! Y, sin embargo, a pequeño nivel cuántos milagros en la vida de las personas obra Dios. Milagros que sanan enfermos, como el «hijo del funcionario real» del evangelio de hoy, milagros que sacan vidas de la perdición, milagros que anticipan «un nuevo cielo y una nueva tierra» que ha empezado ya en el corazón y en la vida de muchos: «Señor, sacaste mi vida del abismo… Te ensalzaré porque me has librado…».

SÁBADO 29.03.2025
Sábado de la 3ª semana de Cuaresma.
No fue el ateísmo el problema de Israel, el ateísmo es un fenómeno del modernismo. El problema de Israel ─como lo sigue siendo para nosotros creyentes del s. XXI─ fue la incoherencia: «Vuestro amor es como nube mañanera, como rocío que al alba desaparece». La religiosidad exterior no encontraba respaldo en la sinceridad del corazón ni de la vida: «Quiero misericordia y no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos». O como nos recuerda la parábola del evangelio: «Éste ─el publicano, el pecador─ bajó a su casa justificado, y aquél ─el fariseo, el religioso─ no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». La grandeza de una persona no se reconoce en la falta de pecados ─¡quién no los tiene!─, sino en no disimularlos, sobre todo, ante Dios: «un corazón quebrantado y humillado tú, oh Dios, tú no lo desprecias».

VIERNES 28.03.2025
Viernes de la 3ª semana de Cuaresma.
Y fallamos, y seguimos fallando… poniendo nuestra fuerza en las cosas del mundo, a pesar de que «Asiria no nos salvará». Pero, si nosotros fallamos, quien no falla es el amor del Señor que sigue siempre fiel, siempre esperando nuestra vuelta a él… con su ternura y delicadeza: «Curaré su deslealtad, los amaré generosamente… Seré para ellos como el rocío…». Danos, Señor, la sabiduría «para comprender estas cosas», la inteligencia «para conocerlas» y la fuerza para «amar al Señor, con todo el corazón… y al prójimo como a uno mismo».

JUEVES 27.03.2025
Jueves de la 3ª semana de Cuaresma.
Es una constante llamada que se repite en el libro del Deuteronomio: «Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: “No endurezcáis vuestro corazón”». Una llamada que se renueva en las palabras del profeta Jeremías algunos siglos después, y que Jesús constata que es asignatura pendiente en «algunos de la multitud» que le seguía: «Por arte de Belzebú echa los demonios»… Es, en definitiva, la soberbia de nuestro corazón que, en nombre de Dios ─mejor, del ídolo que nos hemos fabricado─, echa a Dios de su vida. Sólo queda una solución: «El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo, desparrama». Danos, Señor, la humildad de caminar siempre contigo, aunque no siempre te entendamos, aunque muchas veces nos cueste, aunque el mundo nos parezca tantas veces irresistible…

MIÉRCOLES 26.03.2025
Miércoles de la 3ª semana de Cuaresma.
Los Mandamientos son como las señales de tráfico en el camino de la vida… Si no hubiera señales, y, por ejemplo, adelantas por la izquierda en una curva a la derecha, no sólo pones en riesgo tu vida, sino la de los demás. «Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor mi Dios… observadlos y cumplidlos, pues esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia… y vuestra grandeza». Pero las señales no son un absoluto… Si, tras hacer en la carretera un doble carril de ida y vuelta, se hubiesen olvidado quitar la señal de prohibido adelantar, observar la prohibición no tendría sentido. Lo que sí es un absoluto es el espíritu que las inspira: el respeto a la vida y a las personas, el amor al prójimo y al enemigo… «No he venido a abolir la Ley y los Profetas, sino a dar plenitud».

MARTES 25.03.2025
Martes de la 3ª semana de Cuaresma.
«Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda». Y, seguramente, allí en la cárcel, cuando aquel criado lo había perdido todo, se dio cuenta de su ceguera y de lo que había perdido al no ser misericordioso con «su compañero». Así lo refleja también la sentida oración penitencial de Daniel en la primera lectura: «Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados a causa de nuestros pecados». A veces, la única forma que tiene nuestro corazón de ablandarse y hacerse humilde son los golpes duros de la vida… Cuántas veces he escuchado este testimonio en mi vida: “Gracias a mi enfermedad, yo cambié, me bajé del árbol de orgullo y de la superficialidad…”. Ojalá no fuéramos tan duros para aprender: «Señor, enséñame tus caminos…».

LUNES 24.03.2025
Lunes de la 3ª semana de Cuaresma.
Mirada de Jesús que desarma a sus enemigos… Mirada de Jesús que no se cierra sobre unos pocos elegidos, sino que se abre también a «los otros»… Ya en el Antiguo Testamento Dios, aunque ha elegido un pueblo, no se cierra a ese pueblo… y Naamán, jefe del ejército de un rey enemigo a Israel, es curado de su lepra. En el relato destaca la actitud humilde y positiva de la esclava de la mujer de Naamán y de sus servidores, frente a la desconfianza y orgullo que muestra el rey de Israel o el propio Naamán, aunque este acaba cediendo. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad, pero no todos tienen/tenemos la humildad suficiente para abrirnos a esa humildad: «Envía, Señor, tu luz y tu verdad, que ellas me guíen».