Reflexión diaria
VIERNES 22.11.2024
Viernes de la 33ª semana del TO, par.
Con el paso de los años ─¡y con las riquezas!─ el templo de Jerusalén se había convertido en una «cueva de bandidos», pero Jesús seguía enseñando en el templo «todos los días». Él, que desde la Cruz gritará «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen», sabe que sólo su palabra ─palabra de Dios: «amarga en el vientre, pero, en la boca, dulce como miel»─, puede cambiar los corazones extraviados. Especialmente los corazones extraviados de quienes han experimentado ya que las promesas del mundo con sus ideologías resultan atractivas ─dulces en el vientre, seducen─, pero luego resultan amargas para la vida ─en la boca, dejan un gran vacío interior─. Que el Señor nos preserve de se ser del grupo de «los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo», que cuando la Palabra nos moleste, nos dejemos cuestionar y no intentemos «acabar con ella».
JUEVES 21.11.2024
Jueves de la 33ª semana del TO, par.
El vidente del Apocalipsis «lloraba mucho» a causa de la impotencia de la humanidad para «abrir el libro sellado con siete sellos», en definitiva, la impotencia de la humanidad para ser Dios y dirigir sus pasos por el camino de la Felicidad Eterna. Y Jesús llora sobre Jerusalén porque cuando, en él, se les ofrece ─a sus hermanos judíos─ esta posibilidad, le cierran su corazón. Pero ¿sólo Jerusalén? La historia está llena, y sigue llena ─como en la locura del rebaño desbocado que se precipita por un acantilado─ de ideologías que se pretenden totalizadoras y que sólo genera vacío y violencia. Pero no acabamos de aprender, nos ciega la soberbia. Danos, Señor, la gracia de «reconocer tu venida» y todo lo que existencialmente ha de significar en mi vida: «Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes»… nos has dado la posibilidad de ser, unidos a ti, lo que solos nunca podremos, ser dioses.
MIÉRCOLES 20.11.2024
Miércoles de la 33ª semana del TO, par.
El miedo nunca puede ser ─ni debe ser─ el motor de nuestra vida espiritual. Desconfiemos de esas espiritualidades que ponen su acento en la amenaza y el castigo de Dios. El Hijo de Dios se encarna, ofrece su vida hasta la muerte en Cruz y se queda con nosotros en la Eucaristía, ¿para que vivamos del miedo? Noooo… Sino para que vivamos de la alegría de un Amor así y para que confiemos siempre en él a pesar de que nuestras fragilidades nos traicionen cada día. El miedo paraliza, como quedó paralizado el tercer siervo de la parábola, y también engendra violencia, como la violencia de aquellos «conciudadanos que no querían que el hombre noble reinara sobre ellos». Mientras que la alegría del Amor y la confianza nos abre el corazón y la vida al único que es «digno de recibir la gloria, el honor y el poder»… y que, por pura gracia, a participar de toda esa Grandeza nos invita. «Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso»… en el Amor.
MARTES 19.11.2024
Martes de la 33ª semana del TO, par.
La vida espiritual es siempre un combate… una cruz. Si no hay combate, es que algo no está funcionando. Puede ser que nuestra práctica religiosa se haya quedado en lo exterior, en lo ritual o en la costumbre… es decir, que “tengamos nombre como de quien vive, pero estemos muertos». O puede ser que nos hayamos instalado en la acedia, en esa tristura de quien «no es ni frío ni caliente… sino tibio». Zaqueo, cuando supo que Jesús pasaba, sintió que el Señor «estaba de pie a la puerta, llamando», sintió que su forma de vivir hasta ese momento ─tal vez, también la fe─, no llenaban su corazón, y quiso abrirle, y se subió a un sicomoro. Lo demás se le dio por añadidura. La respuesta de Jesús es también para nosotros hoy una invitación: Fulano, «de prisa, baja» para que yo pueda entrar en tu casa… en tu corazón para cambiarlo, para que abandones las apariencias del mundo, para que vuelva a arder con intensidad tu fe… para que pueda «concederte que te sientes un día conmigo en mi trono»… «vencedor».
LUNES 18.11.2024
Lunes de la 33ª semana del TO, par.
Si somos ciegos físicamente, es fácil darse cuenta de ello. Pero a nivel espiritual, es otra cosa. Sobre todo cuando esa ceguera no se ha instalado en nuestro corazón de un día para otro, sino poco a poco, a lo largo de los años. Quizá algo así les ocurría a los cristianos de Éfeso: «Conozco tu fatiga, tu perseverancia… has sufrido por mi nombre y no has desfallecido. Pero tengo contra ti que has abandonado tu amor primero». Pasa a nivel de la pareja, pasa a nivel religioso, pasa a tantos niveles de la vida… La rutina de la vida puede acabar cegando el corazón y la vida se enfría, se oscurece. Hoy el Señor nos pregunta también como al ciego de Jericó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Y nosotros le decimos: «Que recobre la vista… que recobre el amor primero… en todo».
DOMINGO 17.11.2024
Domingo 33° del TO, B.
Escuchamos hoy palabras de Jesús que, aunque parezca paradójico, quieren ser palabras de esperanza para los discípulos de todos los tiempos cuando lleguen las persecuciones y las oscuridades. El sol, la luna y las estrellas representan los emperadores y poderosos de todos los tiempos, que han sembrado y siembran la angustia y el dolor en el corazón de las gentes: tarde o temprano todos caerán, sólo el Hijo del hombre vivirá y reinará por siempre, y por ello volverá glorioso al final de los tiempos. Hay mucho mal en el mundo, sí, pero también hay mucho bien ─aunque no salga en los noticieros porque no vende─, mucho bien que brota como brotan los tallos de la higuera en el invierno meteorológico. Que nuestras energías las gastemos no en elucubrar ni en angustiarnos con el fin del mundo, sino en amar y servir haciendo posible esos brotes de vida que surgen en el invierno del mundo.
SÁBADO 16.11.2024
Sábado de la 32ª semana del TO, par.
Antes de criticar… «orar siempre y sin desfallecer». Antes de amargarse la vida y amargársela a los demás… «orar siempre y sin desfallecer». Antes de tirar la toalla… «orar siempre y sin desfallecer». Antes de echarse en brazos del pesimismo y del no hay nada que hacer… «orar siempre y sin desfallecer». Antes de pensar que aquella misión nos sobrepasa… «orar siempre y sin desfallecer». Antes de romper aquel compromiso que un día hicisteis juntos ante Dios… «orar siempre y sin desfallecer»… «Orar siempre y sin desfallecer» y que Dios destierre el orgullo que tantas veces anida en nosotros (y que se disfraza de impotencia o piedad) y abra los ojos de nuestro corazón para ‘ver’ a tantas personas buenas que ajenos al mal reinante siguen practicando «la caridad ante la Iglesia».
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SÁBADO 23.11.2024
Sábado de la 33ª semana del TO, par.
El Dios de Jesucristo, el único y verdadero Dios, «no es un Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos». Los perseguidores y los tiranos de todos los tiempos, no conforme con matar a sus ‘enemigos’, se han ensañado muchas veces con sus cadáveres. Pero para Dios ellos, golpeados, violentados y destrozados, «están vivos» ─«subid aquí»─, no importa que «no hayan sido depositados en un sepulcro». Sin embargo los que sí se entregan a la «muerte eterna», por su propia soberbia y ceguera, son precisamente esos mismos tiranos y perseguidores que van por la vida de dioses ─«la bestia que sube del abismo»─, aunque se hayan construido mausoleos de mármol, se les entierre con gran pompa y se llene su sepultura de hermosas flores.
NB.: Las reflexiones de días anteriores podrás encontrarlas en las pestañas «Al hilo de la liturgia diaria…», dentro, a su vez, de la pestaña «Orar-Reflexionar».