Confesiones

Lo que no se comunica acaba por estropearse dentro.

Pasa con las alegrías, pero pasa también con las penas y con los pecados que cometemos.

El sacramento de la Penitencia, aunque hoy está muy denostado, tiene unas profundas raíces antropológicas. No basta el «yo me confieso directamente con Dios», aunque sea a Él a quien en última instancia siempre tenemos que pedir perdón con sinceridad de corazón.

Hay confesiones que forman parte del diario devenir de la vida cristiana. Las faltas en las que habitualmente caemos. Puedes solicitar al sacerdote que te confiese antes o después de la Misa.

Pero hay otras que son más complicadas… Para estás quizá se requiera más tiempo, por lo que sería mejor pedir una cita a la Misión con el sacerdote.

Capilla del Seminario St. Beat