El «muro» de la Cuaresma…

El domingo 1° de Cuaresma cuando entraste en la iglesia de Mariahilf viste delante del altar un muro de ladrillos. Nos acompañará toda la Cuaresma y la Pascua (aunque, en este caso, un poco modificado).

Son ladrillos duros pero llenos de orificios. Así también nuestro corazón, a veces -aparentemente- tan duro, pero lleno de «agujeros-debilidades» que necesitan ser sanadas por el Espíritu del Señor Resucitado.

Te invitamos que, a lo largo de la Cuaresma, escribas en un pequeño papel cuáles son los agujeros que hay en tu corazón (propósitos a realizar, heridas a sanar, personas a encomendar, pecados a confesar, etc. etc.), y los vayas colocando en los agujeros que tienen los ladrillos. Cuando llegue la Vigilia Pascual, en el fuego que bendeciremos para encender de él el Cirio Pascual, haremos arder todos esos papelitos, como una oración que elevamos a Dios.

Y entonces, las velas rojas, símbolo de nuestra débil fe, esperanza y caridad, las sustituiremos por velas blancas (y alguna más que pondremos) que querrán significar que el camino cuaresmal no ha sido en vano, y que tú también, al menos un poquito más, has resucitado con Cristo en su Pascua.

Que, en verdad, así sea.

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