«Santa María, Madre de Dios, te ruego por ellos al comenzar este 2021»
No importa en qué lugar del mundo estés, donde haya un santuario, una iglesia o una ermita -o una simple imagen- consagrada a María, allí está tu casa… La casa de la Madre de Dios y ¡nuestra madre!
Y tener la oportunidad de acercarse a este hermoso Santuario de Einsiedeln en el último día del año, poder postrarse arrodillado delante de la imagen de María, y orar por todos aquellos que Dios, a través de la Iglesia, te ha encomendado y a todos aquellos que llevas en el corazón es un gran regalo, un don del Cielo y la mejor manera de felicitar a todos el nuevo año 2021… aunque muchos no sepan nunca que alguien oró por ellos ante Nuestra Señora.
P. José Luis
Lema del año 2020 para las peregrinaciones: «En casa con María» Oración para las peregrinaciones: Virgen María, en tu casa de Nazaret escuchaste el anuncio del ángel y diste tu Sí a la voluntad de Dios. Ayúdame a conocer esa voluntad en mi vida y a vivirla con autenticidad y entrega. Dame fuerzas en mi peregrinar como discípulo/a de tu Hijo. María, Madre de Dios, a lo largo de 30 años conviviste bajo el mismo techo con Jesús antes de que éste saliera a predicar el Reino de Dios y llevara a cumplimiento la obra de la redención. Concédeme una amistad profunda con tu Hijo que impregne mi vida de cada día y la santifique. Virgen María, tu Hijo, elevado sobre la Cruz, te confió a su discípulo amado y él te acogió en su casa. También quisiera yo acogerte en mi corazón y que tú formases parte de mi vida y así me ayudases a conformarlos de tal forma que para Dios sea una alegría morar en mí. María, Madre de Dios, después de la Resurrección de tu Hijo perseveraste en oración con los apóstoles en la espera confiada de la venida del Espíritu Santo. Ayúdame a hacer de mi corazón un lugar de oración y de confiada espera. Concédeme experimentar de nuevo la fuerza y la alegría que la plegaria. Virgen María, desde hace siglos los peregrinos acuden a Einsiedeln para honrarte en tu santario y para confiarte sus alegrías y sus preocupaciones. En tu casa no quiero ser sólo un huesped sino experimentar verdaderamente que estoy en Casa. Ayúdame a abrir mi corazón a cada persona porque en cada una Cristo me sale al encuentro. María, Madre de Dios, aquí, en tu casa, acoges a cada uno con tu mirada llena de amor y tu corazón maternal. ¡Lleva mis preocupaciones ante Dios! Acompáñanos en el camino de la fe, a mí y a todos cuantos llevo en mi corazón, a fin de que podamos llegar un día a la Casa del Padre. Amén.